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sol leyton

periodista - conductora, realizadora y fundadora

de mandarina producciones

por: caroliina espinosa

Imágenes: sol leyton

marzo 2018

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Una vez leí que el éxito viene de la mano de las cosas bien hechas y hechas con cariño. El éxito de los programas realizados por la Sol Leyton, son la prueba de ello. Vienen de la mano de un trabajo honesto y transparente, sin mayores pretensiones que mostrar, en un lenguaje universal, distintas realidades y hacer que éstas realidades lleguen al alma de los televidentes. Parece algo simple, pero no lo es. Y la Sol lo logra. Este tipo de programas requieren que, quien los conduzca, quien narre la historia, tenga un positivismo innato. Un positivismo que no se puede inventar. La Sol no es un personaje. La Sol es la Sol y es a ella, en su esencia, a quien vemos en cada uno de sus viajes.

Tus programas tienen un sello único, muy reconocible basado en tu experiencia personal. Es un relato en primera persona. ¿Cómo describirías a la Sol Leyton?

 

Uyyy a mí, qué difícil hablar de mí. Trato de ser lo más auténtica posible. No sé cómo me podría describir. Soy muy perseverante, exigente conmigo misma a la hora de trabajar y generar contenidos. Creo que, en la simpleza y en la honestidad está esa identidad. Es bonito que la reconozcas, gracias. Una identidad que es tratar de ser tú, nada más que tú. Lo más honesta posible, siempre tratando de escuchar, de mirar y de tener el corazón abierto para comprender las realidades. Creo que es eso, más que nada. Simple.

 

¿Cómo fueron los inicios de tus programas? ¿Cómo nace la idea? Se ve que están hechos a tu medida, donde se te ve muy cómoda.

 

Es lo que te decía antes. Es la honestidad de ser quién eres, no intentar parecer inteligente o enfrentarte a un lugar creyendo que lo sabes todo. Es ir a un lugar sin prejuicios, abierta y valiente para encontrarte con lo que sea, pero siempre desde la simpleza, ese es nuestro sello. Si me preguntas, ahora, con todo lo que hemos hecho, creo que la no conciencia de saber, de enfrentarte libre a la gente, de no tener esa carga y decir “me va a ver mucha gente, tengo que ser inteligente”, pero actuando con responsabilidad y estudiando muchísimo. Es la libertad de atreverse a ser quien eres. Por eso te hablo de la simpleza y la honestidad, que para mí es súper importante a la hora de cómo te relacionas con la gente. Gracias a Dios tengo suerte y un ángel bonito, que me pone gente linda en el camino. De verdad hay muchas cosas que nunca han estado planeadas, ni producidas.  Nosotros somos de la teoría de perdernos en los lugares y encontrar lo que el lugar te da. En ese sentido creo que tengo un ángel que me ayuda y, por otro lado, es el resultado de muchísimo trabajo. Hay un trabajo atrás inmenso, vamos a un lugar y no paramos, no descansamos porque nunca es suficiente para contar algo. Lo fundamental es la pasión con lo que haces lo que haces. Disfrutar lo que haces y a mí, viajar, conocer a la gente y compartir, me hace feliz y eso se nota. 

¿Siempre tuviste la idea de hacer este tipo de programas?

 

De hacer contenidos de viajes, sí. Empecé haciendo contenidos para otras personas. Hacia programas para un área de reportajes. Trabajé desde la universidad y siempre hice cosas, hasta que un día se va la periodista que conducía el programa y en el canal, me dicen hazlo tú. Y yo, no no no. Si miras el primer programa que hice es horrible, jajaja. Pero fue una circunstancia, nunca busqué ser quien aparecía en pantalla. Siempre he luchado por hacer las cosas que quería, hablar de contenidos positivos, eso sí. Viajar, es algo que, toda la vida, me ha gustado. Hacer de tu pasión tu profesión, en términos de saber qué quería decir, sí…eso siempre lo busqué. Siempre quise ser independiente, desde muy chica. Voy a luchar, y ser valiente y atrevida. Gracias a Dios, al trabajo, a la perseverancia, me ha resultado y hoy existe Mandarina, y hay un equipo, somos chiquititos, nos gusta hacer cosas, pero actuamos con prudencia.

 

Cada lugar trae consigo una historia o varias historias. De las que recuerdas, ¿Cuál es la que más te ha marcado?

 

Son infinitas las historias. Son infinitos los momentos, donde ha habido magia. Pero si me preguntas dónde fue la primera vez que sentí que, por fin, un contenido del que queríamos hablar,  lo logramos hacer y que lo hicimos bien, fue con “Namasté, un viaje a la felicidad”. Fue un programa en que lo arriesgamos todo. Me fui con mi familia. Tenía aprobada la idea, pero no vendida. Hablamos sobre la felicidad en una época en que era difícil luchar por eso, de hablar de eso. Hoy es un tema que sí está. Fue bonito ver que la idea prosperó, fue un viaje precioso. Bueno todos, en “Las islas del mundo” hay mil momentos. Está la historia de Manuel, que es real. Manuel lo único que me pidió fue una botella de champú, para que yo volviera y él poder bañarse. Yo hice la promesa, y la cumplí. Volví. En ese programa me pasó una experiencia heavy. Nancy, una niñita que, yo sin saberlo asumo un compromiso, cuando su mamá me pide ayudarla a cortarle el pelo. Y yo lo hice. Al hacer eso, por sus tradiciones, me convertí en su madrina. Yo lo asumí. Con la dificultad que tiene ser una madrina a distancia, pero la sinceridad de la conexión, en ese momento, fue honesta y con Gonzalo Ruiz y Miguel Marchant, decidimos decir sí. Ese momento es honesto. Y así puedo seguir eternamente. Son muchas historias.

Recuerdo un programa donde se toparon con una protesta y no pudieron seguir avanzando…

 

Sí, nos topamos con una protesta Maorista y estuvimos 4 horas parados. Nos hemos topado con tormentas gigantes y nos hemos tenido que adaptar, no todo es como tú lo quieres. Esa ha sido la mejor enseñanza de los viajes, conocer lugares requiere paciencia, tiempo. Lo más difícil que me ha tocado, a nivel personal, es cuando mi hermano se enfermó, fue terrible. Se suponía que tenía el mal de altura, y resultó ser una infección a la sangre. Bajó de la montaña y seguía igual. Estábamos lejos, fue muy angustiante. Nos han tocado unas navegaciones terribles donde he llamado a mi mamá para decirle que la quiero. Pasan infinitas cosas. Gracias a Dios hemos aprendido a saber manejar ciertas situaciones. Eso desde lo personal y con la gente con la que voy, lo otro es encontrarte con niños sufriendo, con realidades muy complejas. Es difícil. 

 

En Namasté te pudimos acompañar a conocer Nepal y Bután, lugares mágicos que en breves minutos nos llevan a enfocarnos en lo importante. A veces, la felicidad se ve tan esquiva o por lo menos así lo creemos, pero luego vemos a personajes que, con tan poco, son tan felices. ¿Qué es para ti la felicidad? 

 

Esos países te enseñan que la felicidad es una forma de vida, no es un producto que podamos fabricar, ni es algo que venga de lo externo. La felicidad son estados o momentos que parten desde ti, de tu interior, de un conocimiento de ti mismo para poder enfrentar el mundo. Si logras entender lo que te quieren explicar, entiendes que la felicidad puede ser infinita, duradera y mucho más profunda. Esto, también, tiene que ver con lo más difícil del ser humano que es desprenderse, aceptarse y quererse. El mensaje es muy bonito, y ellos lo viven así.

 

Y no pensar en que, si tengo esto, seré feliz o si logro esto, seré feliz…

 

O si me dan esto…no es un producto que se pueda fabricar, no es algo externo, es algo que nace de tu forma de vivir la vida y eso es súper bonito pero muy difícil. Son budistas y el budismo nació de un ser humano, que, desde su forma de ser, logró cautivar a mucha gente. Todo tiene que ver con lo que haces tú ahora, no existe ese perdón eterno. La felicidad es una forma de vida, no un regalo que te llega.

Hace poco, pudimos ver en paralelo dos de tus programas: “Islandia, tierra de hielo y fuego” por un lado y “Adiós Haití”, por otro. Dos realidades tan distintas ¿Con qué cosas te quedas de cada uno de estos lugares?

 

Sí, son realidades muy distintas. Son países antípodas, son geografías completamente radicales. Quisimos hacer Islandia porque es uno de los países más parecido a nosotros, desde el punto de vista de geografía y naturaleza, pero ellos han sabido usar esa geografía y naturaleza extrema, de terremotos, volcanes y glaciares, a través de un balance entre lo que el ser humano necesita y lo que la naturaleza les da y ese balance genera la armonía. Ellos entienden que forman parte de la naturaleza y que es esa naturaleza, la base de una mejor calidad de vida. Es uno de los países más sustentable del mundo. Han enfrentado crisis económicas potentes y se han sabido recuperar muy rápido, transformándose en un modelo social y económico a nivel mundial. Es una sociedad a la que le importa la calidad de vida, donde la educación está centrada en la felicidad de los niños cuando estudian y no en sus logros académicos. Todo lo que ellos desarrollan son ejemplos que podemos seguir. No hay un islandés que no se tome un día a la semana para estar en la naturaleza. Me quedo con eso, con el respeto que tienen con su entorno, eso es algo muy bonito de ver. Y, por otro lado, Haití, es un país que te enseña muchas cosas. Lo primero que te muestra es lo prejuiciosos que somos, lo poco que nos preparamos antes de emitir una opinión, lo poco empáticos que somos con lo que pasa afuera y lo digo desde mi propio yo. Entendemos Haití, o creemos entenderlo, de manera muy básica, de lo poco que nos llega en las noticias. Yo quería ver Haití desde su gente, desde lo que sienten y lo que viven realmente. Es un país que tiene muchas más cosas de las que nosotros conocemos. Es un país con una historia impresionante, con una identidad y una cultura inmensa. No hay ningún haitiano que no ame su tierra o que quiera vivir fuera de su país. Si están en esa circunstancia es porque no les queda otra. Es impresionante que, sin tener nada, tienen la capacidad de levantarse y seguir luchando, de ser alegres, de no dejar de sonreír, de disfrutar la vida. De ambos países rescato la humildad. Debemos ser humildes, hay que volver a lo simple, agradecer. Debemos construir un mundo mejor y ser más positivos.

 

Al verte en tus programas, cuesta imaginarte bajoneada o de mal humor, ¿Qué cosas te sacan de quicio o te ponen realmente de mal genio? 

 

Jajajá, cuando hay que editar, uff. Soy como me ves, súper espontánea y a veces, explosiva. Si algo me molesta lo voy a decir. Mi mal genio está en lo autoexigente que soy. A veces me enojo porque quiero que todos sean así y liderar un grupo humano tiene sus complejidades. Tampoco soy tan malgenio, sí explosiva. Así como me rio fuerte, me puedo enojar fuerte o llorar. Va ligado a la ley del máximo esfuerzo. Me exijo y me enojo conmigo misma.

Son historias muy potentes, que a uno como espectador, nos hacen reflexionar y nos llevan, aunque sea por instantes, a lo más simple y básico. Que te pidan un champú, algo que para nosotros es tan cotidiano…

 

Claro, pero más allá de lo que él necesita porque en su isla no hay champú, es lo que te enseña a ti. Desprenderse de lo material, saber que con poco se puede y se es más feliz, incluso. Es lindo de recordar y tomar conciencia de eso también, a veces vivimos ahogados en conseguir cosas, en lograr cosas, en tener cosas y se nos olvida que, a veces, hay que volver a lo simple y a lo básico, que es donde está la esencia del ser humano. Ahora Haití, sin duda, ha sido lo más fuerte a lo que me he enfrentado, un remezón inmenso. Descubrí el verdadero significado de ser resiliente, de ser agradecido. El aprendizaje ha sido inmenso, cómo los haitianos, frente a la adversidad mantienen la alegría, en un lugar socialmente complejo, es un remezón muy fuerte. Y, por otro lado, aquí en Chile, con la llegada de los inmigrantes de Haití, yo sé que es una circunstancia compleja, que hay temas de inmigración que hay que ver y que hay muchos que pueden estar complicados con la cantidad de gente que está llegando, pero no entiendo el egoísmo del ser humano, de no empatizar, de no mirar más allá. Hay más chilenos en el mundo que haitianos en el mundo, todos queremos una oportunidad, somos ciudadanos del mundo. A veces, vives experiencias súper radicales y súper fuertes, que son de verdad. La gente piensa que es el trabajo soñado, la pega ideal. Para mí lo es, pero yo te doy fé que si no amas hacer lo que haces no aguantas en este trabajo. Yo intento vivir la vida de la gente, no vivirla por encima. Dormir donde duermen, comer lo que comen, usar el baño que hay. Todas esas cosas te dan la autoridad de contar más historias. Yo no las quiero contar desde fuera, las quiero contar desde dentro. Creo que es necesario hacerlo y quiero hacerlo. Esto requiere mucha vocación. Mi equipo me ha acompañado siempre y son igual de enamorados de lo que hacen que yo. Hay otros que se han sumado y se bajan a la semana porque no pueden, no todo el mundo está hecho para eso. Vuelves del viaje y empieza el trabajo, editas horas de horas, de horas. Yo soy muy exigente, conmigo misma, con el trabajo, con todo.

 

Los viajes, grabar en tiempos determinados, todo debe seguir una programación muy ordenada, lo que no siempre ocurre ¿Qué episodio recuerdas como el más complejo? 

 

Podemos llevar toda la intención. Sabemos cuantos días tenemos, sabemos adonde tenemos que llegar. Hay un trabajo de producción previo pero la verdad es que, las sorpresas que te va dando el camino, son infinitas.

¿Qué programa que no hayas hecho, te gustaría hacer? ¿Sería algo relacionado con lugares o te imaginas algo distinto? 

 

¡Uy, Millones! Los lugares son pretextos para hablar de temas que nos interesan. Con El Himalaya y Bután, queríamos hablar de la felicidad y el trabajo con el YO interno; con Las Islas del Mundo queríamos hablar de la humildad y sencillez, de personas que pueden habitar espacios pequeños y que se llevan bien, que saben vivir con poco; Ahora con Cuba y Haití son temas contingentes pero que tienen que ver con lo que te decía, son lugares que nos permiten sacar conclusiones, cuestionarnos cosas, enfrentarnos a nuestra realidad y a la de otros. A cada lugar le rescatamos algo positivo. Pero si tuviera que pensar en un programa…ufff. Creo que sería de lugares. Iría a miles. Me gusta esto de los viajes, pero viajes que tengan un argumento, que tengan un sentido o una búsqueda que sea un aporte a la sociedad, más que un viaje de turismo. Ese es mi sueño, compartir experiencias y que lo que hagamos tenga ese peso, ese contenido o mensaje, que el viaje tenga un sentido.

 

Eres periodista. Si tuvieras la oportunidad de entrevistarte ¿Qué te preguntarías?

 

Qué difícil. Yo creo que lo único que me preguntaría es si soy feliz o no. Eso, ¿Eres feliz?, simple… ¿Estás bien?...

 

¿Y eres feliz?

 

Sí. Puedo decir que sí. Agradezco todas las oportunidades que he tenido.

¿Qué te gustaría decirle a quienes siguen tus programas?

 

Me encantaría agradecer, no siempre se tienen los espacios para agradecer todo el cariño que recibimos. Agradecer a aquellos que tienen la delicadeza y el tiempo de escribirnos algo, eso es muy bonito. Ver que provocaste algo. Agradezco a todos los que siempre han apoyado nuestro trabajo, a los que nos han dado la oportunidad de poder hacer este tipo de contenidos. Y agradecer no sólo a la gente que nos ve, sino también a quienes nos han recibido en cada lugar al que hemos ido. Nos abren sus puertas con honestidad, con humildad, con cariño y solidaridad, en lugares donde a veces, no tienen nada. Quiero hacer una mención especial a los haitianos, que están viviendo una situación súper compleja en su país y también a los que vienen a Chile, a todos ellos, por abrirnos sus casas y su vida, gracias.

 

¿Cómo te gustaría que te recordaran?

 

¡Como quieran! No tengo pretensiones de intentar ser alguien que el resto reconozca. Trato de ser buena persona. Que me recuerden con cariño, eso me gustaría, con alegría. Como una buena persona y que me recuerden con cariño, eso.

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