MARÍA ISABEL RINGELING

Artista Visual

Por: Carolina Espinosa
Imágenes: Gentileza de María Isabel Ringeling

El trabajo de María Isabel lo conocí cuando visitamos el taller Casa Rosada, en pleno barrio de La Chimba, que comparte con Nieves Mac-Auliffe, a quien entrevistamos en una edición anterior de Azotea, Olivia Allamand y Macarena Illanes. Es imposible no enamorarse de la calma y relajo que transmiten sus pinturas. Te transportan a esos momentos o recuerdos de la niñez cuando algo tan simple como un balde, una pala y las olas, eran lo único que necesitabas para ser feliz. La belleza de lo simple llevada al arte.

¿De dónde nace la idea de ser artista?

Creo que siempre quise ser pintora, como todos los niños tal vez. No estudié arte, no sé por qué, pero desde muy chica reproducía las caras que veía en las revistas, en las fotos familiares, en el espejo. Calando más hondo, mi interés por el arte proviene de una cultura familiar en la que siempre nos fue inculcado el amor por la belleza. Creo que el arte tiene una relación íntima con la belleza.

¿Cuál es tu primer recuerdo en torno al arte?

Tengo por ahí un autorretrato que pinté a los 12 años; aparezco dibujándome.

¿Cómo definirías tu obra?

Es difícil autodefinirse. Cuando te defines corres el riesgo de encasillarte; nunca se sabe hacia qué temas o estilos puedes evolucionar. Mis pinturas son realistas solo en parte. Los personajes que pinto pueden ser reconocibles, pero los escenarios son imaginarios. Cierta persona me comentó que en mis pinturas se percibe cierta atmósfera nostálgica, como si los personajes estuvieran ahí y al mismo tiempo no. Algo de eso puede haber en mis pinturas.

Pintas sobre objetos abandonados, como puede ser un retazo de madera, otorgándole nueva vida y un nuevo sentido a un objeto olvidado ¿De dónde nace esta idea y cómo los recolectas?

La pintura sobre madera es un arte antiguo. Cada madera, por su textura y color, tiene sus propios requerimientos y posibilidades. Los fondos muchas veces se transforman en parte del cuadro. Las maderas que he usado vienen de distintas partes y cuentan historias distintas, puede ser una puerta antigua sacada de un anticuario o un pedazo de madera rústica. Hay una empresa que se llama Bosque Hundido, que construyen muebles a partir de maderas nobles que han estado tiempos incalculables resistiendo el embate de las aguas en el fondo del lago, pinté una escena de playa, sobre unas de esas maderas y resultó genial, las roturas de la madera se transformaron en la arena, llena de piedrecitas que una niñita se agacha a recoger.

Los niños y escenas de playa, son temas recurrentes en tus pinturas. Evidentemente son temas que tienen algo de ti, ¿Qué buscas provocar en quién observa tu obra?

Sí, efectivamente. Tiene que ver con mi propia historia. Crecí y pertenezco a un lugar precioso en el que se combina perfectamente la vida de campo y la vida de playa. Creo que la pintura de escenas de playa se presta perfectamente para significar el tópico de la infancia, que es un concepto más amplio que la niñez, porque tiene que ver con esos momentos de juego, de relajo, de alegría simple, sin complejos y sin trabas, que todas las personas pueden experimentar más allá de su edad. Me encantaría que las personas que miran mis cuadros se sintieron transportadas hacia ese mundo de infancia, de felicidad tranquila y serena, en contacto con la naturaleza.

¿Tienes una rutina de trabajo o prefieres trabajar de una forma más libre?

Siempre pinto con un plan, lo que no quiere decir que en el proceso de la pintura no surjan ideas nuevas. Muchos de mis óleos son pensados en serie, de dos o tres, y cada serie tiene un título o ideal que inspira, a priori, la realización del tema. Me tomo mucho tiempo en seleccionar a los personajes que voy a usar, en resolver el escenario en el que van a moverse, en decidir qué posición van ocupar las figuras para lograr un equilibrio en la composición, etc. Una vez que la pintura está mentalmente definida, procuro dibujar y pintar cuidando mucho los detalles, sobre todo cuando tengo que lograr que las personas representadas sean reconocibles, porque en esos casos cualquier movimiento milimétrico del pincel puede producir un cambio en la expresión o en el gesto.

¿Se puede vivir del arte en Chile? ¿Cuál, crees tú, es la clave?

Sí, se puede vivir del arte, pero no es fácil, obviamente. El reconocimiento hay que ganarlo, y eso exige mucho tiempo y paciencia. La clave es creer en uno mismo, pero reconociendo que uno es un eterno aprendiz.

Los programas educativos consideran el arte como una asignatura desechable y no dudan en cortar o disminuir horas de lo que podríamos denominar "habilidades blandas" ¿Qué opinas de esto? ¿Cuál crees tú es el mayor beneficio de que, tanto los niños como los adolescentes tengan un acceso real y práctico al arte y la cultura?

Me parece lamentable que se restrinjan las horas de arte en el colegio. No sólo significa quitarle dignidad a una forma de expresión humana milenaria, sino que además implica creer, erróneamente, que las personas se desarrollan por áreas separadas y no en forma integral. Estoy convencida que desarrollar el pensamiento creativo, a través del arte o de la música, por ejemplo, contribuye al mejor desempeño del alumno en otras áreas, más duras, como la científica.

¿Cuál sería tu encargo soñado y por qué?

En realidad, nunca he pensado en cuál sería mi encargo soñado. En las pinturas por encargo que he realizado hasta el momento, me han pedido que represente a personas puntuales y que éstas sean reconocibles, pero todo el resto corre absolutamente por mi cuenta, sin ningún tipo de restricción en cuanto a la selección del tema, el escenario, el colorido, etc. En este sentido, todos mis encargos son "soñados", son libres.

Si pudieras dar un consejo a quienes estudian, o se están iniciando en el mundo del arte ¿Qué seria?

Les diría que, para ser artista, hay que lograr una justa combinación entre creatividad, independencia, disciplina y empuje.