Leslie Kay Honour
Artista
Por: Carolina Espinosa B.
Imágenes: Leslie Kay Honour - Revista Azotea
"El confinamiento, en ciertos sentidos, ha sido un regalo" se puede leer en un post de Leslie Kay Honour (@eleka_honour) del 10 de noviembre de 2020, junto a una imagen de sus obras, y es que para Leslie la pandemia fue reveladora en varios sentidos y, por sobre todo, para definir a qué le pondría su energía y poder vivir de eso.
Se declara amante del arte en todas sus expresiones y se nota. Su vida ha girado en torno a él desde pequeña, primero observando a su madre, que siempre pintó y luego, al optar qué estudiar una vez finalizado el colegio. La decisión no fue fácil, nunca supo a ciencia cierta qué estudiar, sabía que debía ser algo relacionado con el mundo creativo, y optó por la carrera de arquitectura en la Universidad de Chile, pero no encontró su lugar, la carrera se le hizo muy difícil, al punto de considerar esa etapa de su vida como su primer fracaso, lo que la llevó, al cabo de 6 meses, a cambiarse a diseño en la Universidad Católica.
Una vez titulada se desempeñó en distintas áreas del diseño, desde el diseño de equipamientos, pasando por el diseño editorial y gráfico; fue directora de Arte de una revista por 8 años, todo un bagaje creativo que empezó a empujarla a lo que hoy la mueve, el arte.


La pandemia fue un remezón fuerte para todo el mundo, no hay duda de aquello, nos obligó a modificar nuestra forma de vivir, nuestras prioridades cambiaron, pero, además, en su caso, significó quedarse sin trabajo, algo que no había experimentado en 25 años, y cambiar de ciudad, dejar atrás el ritmo de Santiago y a sus hijas Amparo y Maite, ya universitarias, para empezar una nueva vida con su hija menor Javiera, en el sur de Chile, específicamente en Frutillar.
Estar sin trabajo la obligó a hacerse una pregunta que no se había hecho antes: ¿Qué quiero hacer de mi vida? Tenia claro que ya no quería más de lo mismo, no quería volver a la misma rutina de tantos años. Y fue mientras se hacia esa pregunta que tomó un lápiz y empezó a dibujar, la respuesta la tenia en sus manos: "Esto es lo quiero hacer, quiero pintar".
Recurrió a lo aprendido en el Magister de Historia Crítica de Arte y Arquitectura, que había cursado entre los años 2006 y 2008, buscó en sus recuerdos las imágenes que guardaba en su memoria, imágenes de obras clásicas que marcaron su aprendizaje y que la han acompañado toda la vida. Comenzó con el puntillismo, técnica que había aprendido en el colegio y que ha ido descubriendo y desarrollando los últimos dos años. Recién a finales del 2022 tomó los pinceles y comenzó a explorar con el acrílico. Sus cuadros reflejan paz, tranquilidad, silencio, con una visión y sensibilidad bien femenina.


No sabe para donde va, pero tiene claro que no va a soltarlo, el arte ya es parte de su vida, se levanta y trasnocha pensando en sus proyectos. Al ver sus obras cuesta creer que lleva tan poco tiempo en esto; como trabaja las luces y sombras, las expresiones faciales. Su intuición y capacidad de observación, hace que cada una de sus obras emocione. Cada punto se entrelaza con otros para dar vida a algo mayor, es poesía pura. Un punto, por sí solo, no es nada, pero en conjunto con otros, es arte.


Nunca tuvo muy claro qué quería ser, pero el arte estaba presente, incursionó en la arquitectura, se desempeñó por años en diversas áreas del diseño y hoy, toda esa experiencia aprendida, se ve plasmada en su obra, en cada detalle, en cada trazo y punto.
"A través del
arte uno puede aprender de la vida completa, estudiando una obra puedes
entender contextos, historias, tendencias, pensamientos, puedes entender una
sociedad completa".
Te invitamos a revisar su trabajo en su cuenta de Instagram (@eleka_honour), donde constantemente está subiendo sus obras. También trabaja por encargo.

