JAVIER BARRIGA

Artista | Muralista
Por: Carolina Espinosa
Imágenes: Gentileza de Javier Barriga

Santiago poco a poco se ha ido poblando de imágenes que nos roban las miradas y que hacen de nuestro trayecto algo más ameno. La ciudad deja de ser gris y poco a poco, se va cubriendo de colores e historias que, de según nuestro imaginario, las distintas imágenes nos sugieren. Javier Barriga es responsable de varios murales que han ido asomándose en algunos rincones. Quisimos conversar con él y descubrir que hay detrás de las imágenes tan características de su trabajo.

¿Cuándo decidiste ser artista?

El dibujo siempre fue mi actividad favorita, desde que tengo memoria, y a los 15 años me puse a pintar con óleo. Cuando estaba en mi último año en el colegio, me tocó hacer esos tests vocacionales eternos, en donde te iban presentando diferentes caminos, y uno tenía que ir poniendo el grado de preferencia, recuerdo haberme emocionado al leer "pintor retratista". En ese entonces no tenía idea que me iba a ganar la vida con la pintura, pero muy adentro mío ya había algo muy fuerte y que jamás iba a cambiar, y esa emoción simbolizaba ese hallazgo.

¿Cómo definirías tu obra?

Busco retratar una dimensión psicológica de la mujer, reflexiva y silenciosa, en espacios íntimos ambientados en otra época. Con cierta nostalgia por la pintura realista, especialmente inspirada por la estética del academicismo de finales del siglo IX.

La pintura realista requiere tiempo y la luz cobra un papel muy importante ¿Cómo es tu proceso creativo?

Trabajo con modelos y saco fotos. Generalmente trabajo con una maquilladora para realizar los peinados, que la mayoría de las veces son trenzados. Las poses y acciones de la modelo vienen dadas por la naturaleza del encargo y soporte. De todas formas, es casi siempre lo mismo, y voy guiando a la modelo hasta que encuentro posiciones donde me gusta cómo llega la luz. Luego reviso el material de la sesión y, entre miles de fotos, elijo la que más me hable.

La "Ganza", el mural ubicado en el Barrio Lastarria, se podría decir que marcó un antes y un después en tu carrera ¿Cuéntanos de esta obra? ¿Cómo se gestó? ¿Qué buscabas?

Es cierto que Ganza marca para mí un antes y un después. Hace un tiempo había pintado lo mismo en una tela, muy inspirado en la pintura de Andrew Wyeth, con la única pretensión de pintar algo que me guste. Era la primera vez que pintaba en la calle algo de mi línea de investigación pictórica, llevaba ya un par de años pintando muros, pero bajo una estética más cercana al graffiti. No tenía idea si se podía hacer, o si me iba a quedar bien, pero lo cierto es que pasar de la pintura al óleo al spray me resultó muy natural. Tenía por ese entonces una gran insatisfacción con respecto al propósito de mi arte, ya que pintaba cuadros, y en el mejor de los casos los vendía, pero eso pasaba a un dueño y se cerraba el ciclo. No era suficiente para mí, necesitaba el carácter social de la obra, y compartir mi trabajo con la gente que no consume arte. Fue en ese momento cuando un día, almorzando con dos amigas, vi este muro y les comenté que era el mejor muro de Santiago, y que necesitaba una oportunidad para poder demostrar lo que yo creía que era capaz. En una semana armamos el proyecto y se lo enviamos a la Municipalidad de Santiago, el resto ya es historia.

Tus murales tienen características que hacen fácil reconocer tu obra, mujeres de espalda, fondo negro y con un enfoque hacia la mitad del cuerpo, por decir algunas, ¿Por qué? ¿Qué buscas transmitir con estas elecciones?

La verdad es que no han sido elecciones pensadas, pintando soy libre. Con el tiempo, y sobre todo a partir de lecturas de otras personas, he ido tomando conciencia de mi línea editorial. Al retratarlas de espalda, no existe una identidad y podría ser cualquiera. En la calle, todos se pueden relacionar con estos personajes, puede ser alguien que conocen o en el caso de las mujeres, llevarlas a algún recuerdo de infancia y los peinados que les hacían sus madres o abuelas, por ejemplo. Me gusta evocar el pasado, es mi fuente de inspiración y los recuerdos son lo único que tengo. El fondo negro es una manera de ceñirme a la pintura del claroscuro, gran referencia desde que comencé en esto, y me ayuda a generar tensión mediante el alto contraste, pero con transiciones suaves. El negro abraza al sujeto, y así sitúa al observador en un espacio oscuro, permitiéndole ser testigo de esta escena sin ser notado, observar sin ser juzgado.

¿Cuál es la importancia o el aporte de los murales para la ciudad, culturalmente hablando?

Hoy en día los murales son una razón más para circular por las calles y mirar hacia afuera. Se han convertido en un elemento más para el turismo visual, y son, a mi modo de ver, un respiro necesario en una ciudad donde la publicidad se está devorando todo. Los murales simbolizan la necesidad de la sociedad de establecer diálogos no verbales, expresando ideas sin un fin único, y acoge a toda la gente que no tiene una formación cultural pero que sí es capaz de apreciar un buen trabajo. Hoy en día la función pedagógica que cumplimos los que trabajamos en la calle, cubre los enormes vacíos que deja nuestro sistema educacional, en términos de cultura.

¿Cómo eliges una ubicación y qué pintar en ese lugar? ¿Siempre es por encargo?

Cada proyecto tiene distinta naturaleza, pero lo cierto es que cada vez me cuesta más pintar sin una institución que financie el proyecto. De todas formas, siempre estoy mirando muros que me llamen la atención, me interesa pintar en zonas de gran afluencia de público, como el centro de Santiago. He ido creciendo en cuanto a formatos, y hoy en día mientras más grande mejor. A veces me llaman para desarrollar proyectos, y a veces soy yo quien gestiona todo.

¿Cuál es tu proyecto soñado?

Me gustaría poder viajar por el mundo pintando murales en festivales internacionales. Comenzar con un proyecto de murales a lo largo de Chile, y luego de eso partir al extranjero a pintar. De todas formas, cada proyecto es un sueño y debo trabajar muy duro para hacerlo realidad. Cuando era niño, mi sueño era vivir de la pintura, el sueño más importante que he tenido y me pone contento saber que ese sueño hoy es una realidad. Mi proyecto soñado es mi proyecto de vida, y aunque siempre puede mejorar, estoy más que agradecido por cómo se me han dado las cosas.

Cada día se habla más del Mindfulness y la inteligencia emocional, sin embargo, tanto la cultura como el arte, herramientas que nos permiten desarrollar múltiples habilidades, no forman parte de las prioridades del Estado y del sistema educativo ¿Qué piensas al respecto? ¿Cuál crees tú es el aporte del arte para la vida en general?

El mindfulness hizo accesibles materias que permanecían un poco más encriptadas para el común de las personas, y en ese sentido me parece que el ampliar el espectro es algo positivo. Personalmente me parecen conceptos baratos pero que tampoco hacen daño. No creo que el Estado debiese velar por el arte, es responsabilidad de cada uno desarrollarse en este ámbito, y tampoco es una obligación. En mi vida, el arte ha sido esencial, es lo que me da vida y es donde me siento seguro, desde donde creo que puedo ser un aporte. He conocido el mundo a través de la pintura, pero ese es mi camino, pero no creo que el arte debiese ser una prioridad para el Estado. Hacerse cargo de eso tiene que ver con una búsqueda personal, ojalá existiesen más instancias para desarrollar proyectos en el espacio público. No tengo tiempo para esperar que las cosas cambien, o para andar quejándome por lo difícil que es el camino del arte. Pinto y eso me mantiene ocupado, no cuento con el Estado ni tampoco sé dónde encontrarlo.

¿Qué les recomendarías a los artistas emergentes para abrirse paso en un país donde el arte sigue siendo considerado, por una gran mayoría, como un hobby?

Les recomendaría que nunca dejen de estudiar, y que todos los días se hagan la pregunta del por qué empezaron con esto. Que se lo tomen muy en serio porque es muy difícil, pero que celebren al mismo tiempo, porque quien decide crear estará siempre acompañado.