inclusión laboral
Por: macarena espinosa - terapeuta ocupacional
agosto 2017

A lo largo de nuestra vida experimentamos diversas etapas. Jugar, ir al colegio, estudiar una carrera profesional, trabajar, etc. Trabajar, es la etapa que abarca más tiempo, y no deja de ser importante ya que es a través de él, que podemos alcanzar ciertas metas, objetivos y sueños.
¿Qué es para ti el trabajo?, ¿es una actividad que disfrutas?, ¿Es algo que te apasiona? O eres de esos que odia “su pega” y lo único que quieres es que llegue el fin de semana. Si eres de los que esperan ansioso el fin de la jornada, tranquilo, no eres el único.
Así como hay personas que aman u odian su trabajo, existe una población de personas que no tienen siquiera esta opción. Personas que no tienen acceso a un trabajo, me refiero a las personas en situación de discapacidad (desde ahora en adelante PeSD).
Como profesional del área de la salud, específicamente como Terapeuta Ocupacional, durante gran parte de mi formación me tocó trabajar directamente con PeSD. Y si bien desde mi área puedo abordar variados ámbitos de ese grupo, siempre me llamó la atención lo qué pasaba con estas personas y su relación con el trabajo. Formativamente, pueden acceder a través de diversos programas, a la educación primaria, secundaria, técnica y/o universitaria, pero ¿qué sigue después? ¿Existen ofertas de empleo para PeSD que les permitan seguir desarrollando las actividades propias del ciclo vital como muchos de nosotros lo experimentamos? El Estudio Nacional de la Discapacidad del año 2015 (ENDISC), arrojó que un 20,0% (2.606.914) de las personas mayores de 18 años del país son PsSD, y de estos, sólo un 42,8% participan del mercado laboral (fuente: Servicio Nacional de Discapacidad, SENADIS 2016).
Este porcentaje si bien no es menor, ya que revela de alguna manera los avances que hemos tenido como país en materia de inclusión laboral, claramente también refleja lo que aún nos falta por hacer.
La solución o avances que podamos tener con respecto a la inclusión laboral, no sólo es responsabilidad de las autoridades políticas, empresariales u otros organismos, sino también de todos nosotros. Como ciudadanos debemos involucrarnos e interesarnos sobre este tema.
Me imagino que en algún momento de tu “vida laboral” has tenido que vivir el proceso de selección en alguna empresa a la cual postulaste. Generalmente estos procesos son “tediosos” y un poco cansadores, pero solo por unos minutos. Ahora, imaginemos por un instante, como sería este mismo proceso para una persona en situación de discapacidad. En muchos casos las PeSD prefieren no postular a un trabajo formal, por el simple hecho de que saben que les será difícil que los consideren para el puesto ya que, por algo tan simple como la falta de información, algunas empresas prefieren no involucrarse en temáticas de inclusión. Pero entonces, ¿qué hacemos? Creo que es más sencillo de lo que pensamos. Más sencillo que aprobar leyes que obliguen a las empresas a contratar al 1% de PeSD. La clave está en practicar la empatía y tener un real compromiso con esta población, no menor, de personas que como todos sueñan cumplir metas, tener independencia, y porque es un derecho básico.
No esta demás pensar “a mí también me puede pasar”, como primera medida de cambio. Ponerse en el lugar del otro e imaginarse esa otra realidad y en lo que me gustaría para mi si estuviese en esa situación. Me gustaría que, a pesar de mi discapacidad, pudiese trabajar y ser aporte económico en mi hogar, o a pesar de mi discapacidad, me gustaría juntar dinero y poder viajar a ese lugar que siempre soñé con ir.
Desde mi experiencia, creo que el cambio no va por “hacer cosas especiales” por las PeSD. Hay que empezar a mirarlos como lo que son, personas capaces de ser un aporte, no sólo en mi lugar de trabajo sino también en la sociedad. No los veamos como un problema, sino como una oportunidad. Cambiar esta realidad depende de todos.
“Solo porque un hombre carezca del uso de sus ojos, no significa que carezca de visión”. Stevie Wonder.