ELIZABETH KASSIS
Directora de la Federación de Criadores de Caballos Chilenos
Por: Álvaro Espinosa
Imágenes: Gentileza de Elizabeth Kassis
Un buen amigo mío, fanático de los caballos, me habló por primera vez de Elizabeth. Después de investigar un poco sobre ella, me pareció interesante que le pudiésemos hacer una entrevista. Descubrimos a una mujer apasionada por los caballos y por la vida, con ganas de hacer muchas cosas y con el coraje de hacerlas. Es la primera mujer en asumir la dirección de la Federación de Criadores de Caballos Chilenos. Entrar en un mundo de hombres, no fue fácil, pero sus méritos hablan por sí solos y son éstos los que la tienen a la cabeza de la federación.
¿Quién es Elizabeth Kassis?
Me defino como una mujer apasionada, pero apasionada de verdad. Por el tema de la candidatura, para ser directora de la Federación de Criadores, me tocó conocer a mucha gente. Una de estas personas, un señor que es muy entendido en caballos, me dijo algo muy valioso "En la vida hay 3 conceptos que debemos saber identificar, que son fundamentales: el gusto, el entusiasmo y, por último, la pasión". El gusto es cuando encuentras algo bonito, si lo llevamos al tema de los caballos, es que te guste mirarlos, que los encuentres lindos. El entusiasmo, por otra parte, es cuando, por ejemplo, nunca te habías subido a un caballo, te subes y sientes una adrenalina que nunca habías sentido y quieres tomar clases de equitación, hacer paseos el fin de semana, comprar las botas, el casco, etc. pero el entusiasmo pasa, todos los entusiasmos pasan. La pasión, en cambio, es lo que te mueve, lo que te hace hacer cosas y perpetuarlas en el tiempo, sin importar cuanto tiempo te demores. A esto me refiero con que soy una mujer apasionada, me considero una hacedora de cosas.
¿Tienes hijos?
Tengo un par de mellizos de 6 años, dos seres exquisitos, son una maravilla.
¿Son parte de la pasión?
Totalmente, y creo que la pasión por los caballos fue el gran ingrediente que me ayudó a que yo sea, también, una apasionada como mamá. Me separé cuando los niños tenían 5 meses de nacidos, y si no me hubiese movido una pasión, no sé qué hubiera hecho. Soy muy de "todo o nada", no soy de medias tintas y quizás sin la pasión, me hubiese quedado en la media tinta, lo que hubiese repercutido en mi rol como mamá. Creo que tener una pasión, me hace ser mejor mamá.
Una persona apasionada no vive a medias...
No, no puedes. Hay veces que pienso en vivir un poco menos intensamente, pero no puedo.
¿Cuándo aparecen los caballos en tu vida?
Los caballos siempre han estado. Los descubrí a los 3 años, cuando mi papá compró junto con el campo, 6 caballos chilenos y una pareja de caballos árabes. Todavía me acuerdo de la sensación, de reconocerlos y pensar "aquí están". No tuve miedo de ir corriendo y abrazar un caballo, cuando, con suerte, le llegaba a la rodilla. Y desde ahí, fueron parte de mi vida. La relación que tengo con los caballos es natural, son mi paño de lágrimas, mi compañía, mi salida a la libertad.
Mi mejor panorama era levantarme a las 6 de la mañana, ir a sacarle leche a la vaca, ensillar los caballos y aprender las tareas del campo.
¿Y cuando tomaste la decisión de dedicarte a los caballos?
Siempre supe que quería dedicarme a esto, pero me costó tener la valentía de hacerlo.
¿Por qué?
Enfrentar a mi papá y decirle "no quiero trabajar en la empresa familiar porque me gustan más los caballos", me daba terror.
¿Qué estudiaste?
Yo quería estudiar arte, pero "tenía" que estudiar ingeniería comercial. Cuando llevaba un año, me di cuenta que, si seguía los próximos 5 años estudiando esa carrera, me volvería loca. Me retiré sin decirle a mi papá, y me inscribí en administración de empresas en un instituto. Cuando mi papá supo, se molestó mucho y terminé trabajando durante el día en la empresa familiar y de noche estudiaba administración. Trabajando en la empresa familiar, una planta de elaboración de cecinas, tuve que pasar por todas las áreas de la empresa. Con 19 años, mi primer trabajo fue la recepción de productos cárnicos, donde tuve que aprender a despostar. Fui la primera mujer que hizo esto en la planta productiva. Lo pasé pésimo, imagínate lo que era eso, pero por otro lado me di cuenta que podía hacer muchas cosas, y en condiciones complejas. Fue un tremendo aprendizaje.
¿Y cómo sobrellevaste todo esto?
Montando a caballo. Entre el trabajo en la planta y los estudios de noche, pasaba por la escuela de Carabineros y montaba a caballo. Sin esto, yo creo que no hubiese resistido la presión de sobrellevar todo. Era mi momento de escape, de relax, de conectarme conmigo misma.
Háblanos del Haras Santa Ana, el criadero de caballos que diriges.
Un Haras es un criadero de caballos de distintas razas. En Chile los criaderos de caballos chilenos se llaman criaderos. Es decir, no hay haras de caballos chilenos sino que criaderos. Entonces, en un mismo lugar está, por una parte, el Haras Santa Ana de Melipilla y por otra, el Criadero Santa Ana de Melipilla. A partir del año 2008, con mi papá, decidimos criar nosotros mismos nuestros caballos. Fuimos a Brasil a comprar caballos, y estando allá conocí a Jaime Valdés, que es quien me ha enseñado todo lo que sé de caballos, sobre todo sobre caballos árabes. A finales del 2010, empezamos a trabajar juntos, y el 2011 nos fuimos a Arizona, a una feria muy importante, y compramos 4 yeguas y un potro, todos caballos árabes. Por otra parte, ya teníamos caballos chilenos pero que se criaban de manera más natural, no le poníamos mucha cabeza, aún, a la crianza. Eso vino después.
¿Qué significa para ti, el caballo chileno?
Es lo que ha hecho que me sienta completamente chilena. Mi familia es de origen árabe y en el mundo árabe, las tradiciones son muy fuertes, entonces siempre me sentí más identificada con lo árabe que con lo chileno, siendo chilena. La identificación completa con Chile, la sentí a través del caballo chileno. Es un caballo único, ciento por ciento de Chile. Mi idea es que la figura del caballo esté acuñado a una moneda o a un billete. Ya fue declarado Monumento Nacional de Chile, ahora hay que hacer lo mismo que se hizo con el vino y que nuestro caballo sea reconocido mundialmente, pero hay que partir con nosotros. Nosotros debemos conocer y reconocer lo nuestro.
¿Qué se necesita para ser criador de caballos?
Para ser criador tú necesitas dos cosas, ojo y conocimientos. Los conocimientos se adquieren, pero si no tienes ojo, no puedes ser criador. Vas a criar mal. Y esto, es algo con lo que naces. Pasa lo mismo con el arte, hay gente que, con solo ver una pintura y sin tener idea quien es Picasso, saben si una obra es buena o no. Criar caballos es igual. Si quieres tener un criadero, lo primero es tener una buena base de yeguas y según eso, ver si te conviene tener un potro, o te conviene comprar semen de varios potros, y antes que todo esto, debes identificar qué tipo de caballo te gusta, con qué características. Pero siempre es una apuesta, y el resultado es incierto. Tampoco se trata de jugar a ser Dios, hay que actuar en base al respeto y al mindfulness. Todos mis caballos son criados bajo la "doma racional o natural", es decir, entendiendo la psicología del caballo.
¿Y qué pasa cuando los resultados no son los esperados?
Para mí y para mi equipo, no existe el caballo malo. Pero claro, hay caballos que no cumplen con los estándares y lo habitual es venderlos. Buscarles un buen lugar y venderlos.
Ahora, enfocándonos en tu reciente cargo como Directora de la Federación de Criaderos de Caballos Chilenos ¿En qué medida crees que tu nominación es un aporte a la Equidad de Género?
En Chile pasa un fenómeno súper curioso, casi no hay criadoras de caballos. En el resto del mundo, la mayoría de los criadores son mujeres y hace mucho tiempo, no sólo ahora. Incluso, los mejores exponentes en deportes ecuestres, son mujeres. En Chile esto no pasa, así que sí, el hecho de estar a la cabeza de la Federación nos da la posibilidad de abrir este campo y así poder ver a más mujeres trabajando en esta área.
¿Eres feliz?
Sí, soy feliz. A momentos, pero esos momentos son varios. Soy una convencida de que la felicidad son momentos y soy agradecida cuando esos momentos son los más. También sé que después de momentos oscuros, vienen momentos brillantes, y prefiero esos momentos oscuros a vivir en un eterno momento gris.
Depende mucho de la actitud con la que se enfrenta la vida...
Y con conectarse con las pasiones. Es fundamental poder transmitirles esto a nuestros hijos, que vivan desde sus pasiones, que descubran qué les apasiona, cuál es su motor.
¿Cómo te ves en 10 años más?
Igual, corriendo para todos lados, con mil cosas por hacer, igual de apasionada.