EL DESAFIO DE LA EDUCACIÓN SUPERIOR INCLUSIVA
Un proceso permanentePor: Juan Pablo Gómez Varela, periodista coordinador nacional de inclusión de la Universidad Santo Tomás
La inclusión de personas con discapacidad en la educación superior en Chile es un proceso desafiante para las instituciones, pero que se vuelve gratificante cuando es bien llevado. Debemos entender que el acceso, calidad, igualdad de oportunidades y equidad están vinculados y se refuerzan continuamente. Incluir a todos los estudiantes y garantizar que tengan una oportunidad de progresar en el ámbito educativo, sigue siendo un reto en nuestro país. A pesar de los progresos realizados en los últimos años para aumentar el acceso a la educación superior, aún es necesario un desarrollo transversal para reducir los obstáculos al aprendizaje y asegurar entornos inclusivos que reconozcan, en la diversidad de sus estudiantes, una oportunidad para mejorar y democratizar el aprendizaje para todos.
Para asegurar una educación equitativa de calidad es necesario un compromiso real de las instituciones, donde los ámbitos de intervención, para una adecuada inclusión, no pueden estar adscritos a uno o algunos temas en particular, sino que deben ser sistémicos y concretos, reflejados a través de la elaboración de políticas, programas y prácticas institucionales que deben ser sostenibles en el tiempo y transferidos a todos los miembros de la comunidad educativa.
Para sentar las bases de una educación superior inclusiva, será fundamental fortalecer una comunidad académica colaborativa, involucrada y en continuo perfeccionamiento, que reconozca la diversidad de sus estudiantes, y la necesidad de entregar nuevos aprendizajes significativos, donde se construye, de manera colaborativa, nuevas prácticas educativas que ponen a disposición los medios y las condiciones de equidad e igualdad de oportunidades durante todo el proceso formativo de los estudiantes que presentan discapacidad.
Considerando que la inclusión es un proceso multifactorial, dinámico y permanente, las instituciones de educación superior deben comprender que la inclusión educativa es uno de los factores sociales que responden de mejor manera a la adecuada incorporación de todos los individuos al sistema social, reduciendo la segregación, discriminación y exclusión; y al mismo tiempo deben apoyar la participación, la innovación y la colaboración de todos, para la construcción de una sociedad más justa, equitativa e inclusiva.