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ari espay

fotógrafo

por: caroliina espinosa

Imágenes: ari espay

octubre 2018

El trabajo de Ari Spay lo descubrí por casualidad. Revisando, investigando y buscando creativos a quienes invitar a formar parte de Azotea, cada tanto, quedo hipnotizada por el talento. Fue así como, de la nada, me encontré con la fotografía de Ari. Fotógrafo chileno que trabaja para la National Geographic. Mi sueño de niña. Lograr una buena fotografía, es un arte en sí. Se puede tener, a veces, algo de suerte. Estar en el lugar y momento preciso, pero sin el “buen ojo” o el talento detrás, difícilmente el resultado será increíble. Una buena fotografía, no sólo capta un momento, sino que es capaz de contar una historia. Y las fotos de Ari lo logran, con creces.

¿Cómo llegas a la fotografía?

 

Uf, fue un camino largo y difícil. Nunca estuvo en mis planes y nunca tomé una cámara hasta el día en que empecé a estudiar fotografía. Después de haber pasado por derecho e ingeniería comercial estaba muy perdido, no sabía lo que quería y ninguna de esas carreras tradicionales me hacía feliz. Un día corté con todo y comencé a pensar qué cosas me habían marcado cuando niño. Así fue como llegué a uno de mis primeros recuerdos con una cámara y dije esto es. Tenía 8 años, era nuestro primer viaje fuera del país, como familia. Fuimos a Mendoza en auto y mientras cruzábamos la cordillera, en un momento, nos detuvimos y yo, sin querer, tomé la cámara y fotografié el paisaje. Después de hacerlo, lo único que quería era volver y que reveláramos ese rollo para ver que encontraba ahí. Algo hizo “click” en ese momento, tomé mis cosas y partí a inscribirme a la Escuela de Foto-Arte de Chile, para estudiar fotografía. Ese año tomé oficialmente, por primera vez, una cámara. De hecho, uno de mis mejores amigos me regalo la suya para que estudiara. De ahí en adelante mi vida cambió para siempre. ¡La felicidad ante todo! Fue increíble romper con los esquemas sociales tradicionales y sentir que las cosas se podían hacer de otra manera, que resultaban, fluían y que podía ser feliz, a la vez. Tuve la suerte, además, de estar en el momento preciso y conocer a gente que desinteresadamente me ayudó mucho en el camino.

Luego gané una beca para estudiar con National Geographic, conocí grandes fotógrafos que se transformaron en mentores y amigos y que me enseñaron con gran generosidad.

 

¿Qué cualidades debe tener un buen fotógrafo?

Ser persona primero, ser paciente, observador, respetuoso, curioso, honesto y ser consistente. Que su trabajo te sorprenda, te inspire, que pueda cambiar tus prejuicios del mundo con sus imágenes, que te conecte a otros, aun cuando no los conozcas. Que esté abierto a los encuentros inesperados de la vida y fluya con ellos.

Lo que hace buena a una fotografía, a mi parecer, es lo que es capaz generar en el espectador más allá de la imagen misma, contar algo sin palabras ¿Cómo construyes una imagen? A veces es captar un instante irrepetible….

 

Estoy de acuerdo contigo. Una buena fotografía tiene que ser capaz de generar, en el espectador, algo más allá de la imagen misma. Una buena fotografía tiene que contar una historia, tiene que tocar al espectador, hacer que sienta algo, conectarlo emocionalmente con ese momento o situación, hacer sentir al espectador que forma parte de ese espacio, de esa circunstancia o de esa emoción y por un minuto, empatizar con lo que ve. Quizás, también, hacer que el espectador se plantee preguntas y por un segundo, cambiar la perspectiva que tenia del mundo.

Yo generalmente camino mucho en cualquier lugar que este, mientras camino voy explorando, busco fondos que creo serán atractivos visualmente y donde creo evolucionarán interesantes situaciones cotidianas. Luego vuelvo en la mañana, muy temprano o en el atardecer, para trabajar con la mejor luz posible. Por lo general, construyo mis imágenes desde el fondo hacia delante, tratando de crear planos para que le den dimensión y profundidad a la foto. No siempre es así, pero trato de hacerlo.

 

La mayoría de las veces expongo para las altas luces y subexpongo 1 punto, para lograr colores más saturados, imágenes más contrastadas y dramáticas. También busco escenas donde haya un momento, una acción, un gran personaje, donde haya gestos, expresiones. No siempre están todos esos elementos en una imagen, pero cuando pasa ¡Auuuu, una felicidad momentánea inmensa! y al segundo volvemos por más. Uno nunca piensa que tiene la foto, uno siempre cree que la siguiente foto, será LA FOTO.

Háblanos de “Mingalarbar, Myanmar”, un registro fotográfico de la vida cotidiana de los habitantes de Myanmar, en el sudeste asiático y que pudiste exponer con mucho éxito en Milán y Roma. ¿Cómo nace este proyecto?

 

Con mi pareja tenemos una organización sin fines de lucro en NYC, Statement Arts, que prepara a jóvenes de escasos recursos, a través del arte, y los ayuda financieramente para que entren a la universidad. Cuando estábamos en Myanmar, quisimos replicar lo mismo pero enfocados solo en la fotografía, así que nos asociamos a la única galería de fotografía documental que había en el país y organizamos talleres para jóvenes fotógrafos, de escasos recursos o fotógrafos que recién comenzaban su vida profesional. De la necesidad de dar a conocer, difundir este proyecto y buscar apoyo, surge “Mingalarbar Myanmar”. Ahí dediqué el tiempo que tuve para retratar la vida cotidiana de Myanmar, con la intención de que se expusiera ese trabajo y recibir apoyo. Así fue como a través de unas amigas, productoras italianas, logramos esas exhibiciones. Varias empresas italianas engancharon con la idea de asociarse, y así, tener un rol social más participativo y nos ayudaron a difundir el proyecto, en distintos lugares. Gente nos colaboró con recursos económicos, otras con equipos fotográficos y otras con libros. Finalmente logramos llevar a Myanmar cerca de 100 cámaras digitales, a las cuales, ahora, todos los fotógrafos en Yangon, Myanmar tienen acceso y 300 libros de fotografía que forman parte ahora, de una mini biblioteca en la galería. El proyecto buscaba que los mismos estudiantes sean quienes expongan sus fotografías y a través de ellos, difundir el proyecto.

En “Faces of EB”, retrataste a personas anónimas que logran trasmitir mucho con la mirada o algún gesto ¿Cómo logras un buen retrato?

 

Hay dos cosas, creo yo, que son claves para lograr un buen retrato. Primero, hay que partir de la base, que uno nunca podrá retratar a la persona en un todo, los seres humanos somos mucho más complejos y pretender lograrlo todo en un “click” es imposible, además el tiempo siempre es limitado. Entendiendo eso, lo que siempre busco es tratar de lograr la mayor profundidad dentro de ese tiempo superficial.  Y como busco eso, ahí es donde nace la segunda clave, siempre trato de abrirme como persona, les hago preguntas sobre su vida, les cuento de la mía, siempre con una curiosidad honesta y un interés real. Busco los puntos que nos conectan como seres humanos, busco intimidad. Me concentro en sus gestos, en sus emociones y sus reacciones. Hay que tener claro que la foto se hace en los dos extremos de la cámara. Detrás del lente y delante del lente. Se necesitan dos para un retrato.

 

¿Cuál ha sido tu mejor proyecto?

 

Mis mejores proyectos siguen siendo los que están orientados a ayudar socialmente, a través de la fotografía. Donde siento que va quedando una huella y puedo ver que nuestra influencia va sembrando semillas. Aquellos proyectos que generan un cambio en la conciencia de la gente que los ve y un cambio en quienes lo reciben. Uno de mis proyectos favoritos, fue un taller de fotografía documental que le hicimos solo a mujeres, en Myanmar. Queríamos que ellas se expresaran y tuvieran una voz. Fue increíble porque son fotógrafas jóvenes con gran talento y entusiasmo, que querían tratar temas ligados a los problemas sociales que no se estaban documentando en Myanmar. Un grupo de fotógrafas muy apasionadas y valientes. 

Has viajado por casi todo el mundo. Eres chileno y estas radicado en Nueva York ¿En qué cuidad te sientes en casa? O ¿eres, más bien, un ciudadano del mundo que se adapta al lugar en el que habita, aunque sea momentáneamente?

 

Más que adaptarme a los lugares, me abro a ellos, los acepto y los quiero por lo que son, no busco en ellos lo que no tienen.  Leo y averiguo acerca de cada lugar antes de ir. Siempre me dejo sorprender por lo que los lugares ofrecen y me dejo llevar por lo que encuentro. Me gusta pasar tiempo en cada uno y prefiero pasar un par de semanas en uno, antes que recorrer muchos lugares, en ese tiempo. En algún momento volveré. Es muy difícil elegir uno, pero siempre creo que el que viene, será mi casa. 

 

¿A qué lugar volverías una y mil veces, y por qué?

 

A la Patagonia, al norte de Chile, al cruce de Bolivia, a Myanmar, a los pueblos perdidos en Laos, a Italia, a México, a Marruecos, a Guatemala, a Papua Nueva Guinea.

 

Realizas talleres de fotografía documental y storytelling ¿Qué es lo que te motiva a enseñar? ¿Qué es lo más importante que buscas transmitir a tus alumnos sobre fotografía?

Con la Tamara Merino, una fotógrafa chilena increíble, decidimos juntarnos y hacer talleres en Chile. Los dos hemos tenido experiencia fuera de Chile y queríamos devolver un poco la mano. Transmitir nuestros conocimientos a gente que lo necesite y así, facilitarles, de alguna manera, la tarea a quienes quieren ser fotógrafos. Enseñarles, con la calidad que se exige afuera y prepararlos para eso. Queremos que los fotógrafos chilenos sean quienes cuenten las historias chilenas y no que los medios internacionales manden fotógrafos a contar nuestras historias. Yo, por mi parte, tuve profesores y grandes fotógrafos que fueron muy generosos a la hora de enseñar y creo que uno enseña como aprende. Lo que siempre trato de hacerles entender es que la fotografía es un trabajo al que hay que dedicarle tiempo como a cualquier otro. Si quieres que sea un hobby, bueno te exijo también, pero como hobby, pero si quieres ser un profesional, entonces te voy a exigir lo que se le exige a un profesional. Te tiene que importar y apasionar o si no, es imposible hacer un gran trabajo. ¡No por tener una gran cámara, uno es fotógrafo! Como tampoco, por tener una cocina y saber preparar un huevo, ¡soy un chef!

¿En qué estás trabajando ahora? ¿Qué proyectos se vienen próximamente?

 

Seguimos, con mi pareja, con nuestros talleres privados alrededor del mundo, con fotógrafos de la National Geographic. Hice dos en Barcelona con Ira Block y dos más, en el sur de Francia, con Joe McNally. En agosto, hicimos el tercer taller de fotografía documental y story telling con la Tammy Merino, en Chile. Además, estoy preparando unas propuestas sorpresa. Sigo con proyectos personales, colaboraciones con DEBRA en Estados Unidos y luego se viene Asia. Todos mis proyectos de retrato en Asia, siguen abiertos. Pero lo que más entusiasmado me tiene, es crear proyectos en Chile, de los cuales no puedo hablar mucho por ahora.

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